Me niegas ser el hombre de tu vida,
vibrar con el compás de tu sonrisa,
sentir de tus alientos suave brisa
y darme de tu amor su luz prendida.
Ignoras mi esperanza entristecida
que todos tus arrullos los precisa;
mas siempre tu caminas tan de prisa
dejando mi quimera tan herida.
En cambio yo te adoro con locura,
ya que eres mi canción, mi sol dorado;
el rayo transparente que fulgura
y esconde su fulgor tan anhelado;
haciendo con tu orgullo sepultura
que cubre mi delirio tan soñado.
Autor: Aníbal Rodríguez.