Como el rosedal en mayo que estalla en color y aroma,
es esta dulce ilusión, que me envuelve, me provoca.
Ofreces tus aguas mansas cual manantial en estío,
cual néctar delicioso que jamás haya bebido.
En el jardín de mi alma morían… abandonadas
flores rosadas y blancas y tu vienes a regarlas.
Tibia caricia de estío, suave lluvia de verano
con frescura de rocío, tu presencia me ha traído.
Cual pájaro herido, solo, acurrucado en el nido
me encontraba la tarde que silbaste en mi oído.
Acariciaste mi espalda y me hablaste bajito,
con tus palabras tiernas recuperé mis brios.
Sos, mi dulce ilusión, el bálsamo que necesito
el mejor remedio para mi corazón herido.