Vienes de entre noches veteranas
como la rosa alborada del poema;
surges de la gesta del silencio
y te adentras en mis sentidos mañaneros
con palabras atentas y curiosas
como cactus de un nuevo jardín.
Y me despiertas de nuevo
al entusiasmo de jardinero;
me descargas de melancolías y desusos
atreviéndome de nuevo a las labores
de rompimiento de la tierra
de siembra y cosecha
de abono y ternura...
... con los viejos instrumentos del amor.