Casa pequeña
de niños y de gatos
para soñar.
Entre las rosas
asoma su tejado
y sus ventanas.
Es como un cuento
que observan tus pupilas
en el jardín.
Las nubes blancas,
con pintas de algodón,
pasan y corren.
Es por el viento
que sopla del oeste
en esta tarde.
El sol se asoma
y llega, con sus rayos,
y sus caricias.
Así, la tarde,
se pasa lentamente
en un suspiro.
Cierras los ojos,
y sueñas con la rosa
y esa casita.
¡Benditos años,
aquellos que perviven
en los recuerdos!
Rafael Sánchez Ortega ©
28/05/19