Que ganas de llorar
en esta tarde plomiza y fría
en esta locura de amarte
y no seas toda mía.
Que ganas de colgar los guantes
de matar esta melancolía
que corre por mis venas
por mi cuerpo y mi porfía.
Que ganas tengo de odiarte,
de sacarte de mi mente,
de arrancarte de mi alma
de nunca más quererte,
de no desear tus labios,
de no querer tenerte
otra vez entre mis brazos,
de no saberte ausente.
Que ganas de acallar
los gritos de mi pecho
que no repita más tu nombre
que se de por satisfecho
de haberte querido tanto,
de haber compartido un lecho
de amarte hasta la muerte
hasta caer al suelo deshecho.
Que ganas de olvidarte
de saber que fuiste un sueño
que entró por la ventana
y anidó en mi almohada risueño,
sacudiendo todo mi mundo
del cual me sentía dueño
rompiéndolo en mil pedazos,
haciéndome tan pequeño.
Que ganas de enterrar por siempre
el recuerdo de tus fotos
y aquella caricia tibia
que le diste a mis huesos rotos,
llegando a lo más profundo
de mis sentimientos remotos
a lo recóndito de mi fibra,
a mis cielos ignotos.
Que ganas de prender fuego
a los poemas que declamo
donde cuento mis penares
donde a la luna reclamo
gritándole al viento,
toda mi pena exclamo,
de saberte mujer prohibida
y sin embargo te amo.
© PaR
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20062019