¿ Qué hay debajo de la piel de un poeta ?
Me lo pregunté en una noche que pensaba en el porque me pasan tantas palabras por la mente y me dejan al final como si hubiera acabado de pasar en medio de un laberinto que no entiendo como funciona.
Hay acaso recuerdos que no se van ni cuando han dañado el alma y la confianza, que reviven de tanto en tanto y dejan ese deseo de volver a vivírlos.
Una pobreza de realidad que no da más que soledad y que actúa en las más frías noches de infierno.
Un sentimiento que fluye solitario en medio de la nada en que a veces te ves y que solo actúa cuando más melancólico te encuentras.
Hay amor... ese que un día pediste como un regalo divino, como si te fueras a morir mañana y solamente se sanara esa agonía con letras, con palabras de amor que funden tu alma con tu piel, tu corazón con tus besos, tu yo más íntimo que da pena a los que creen que estas loco.
Hay fe en un mañana mejor que circunda los sentidos de un golpe de pasado complejo y que da alegría en pensar como puede ser ...
Un ayer que dejó sentidos de la vida solitaria en que se volvió tu hoy pero que a pesar de todo sigues recordando así sea para estar en situación y escribir.
Debajo de la piel de un poeta hay lluvia, hay sol de mañana de verano, hay frío de niebla en un fin de mes, hay un poco de mañana y mucho de ayer, hay piel con deseos de sentir, hay miradas que confluyen en los enamorados que ya no lo son más, hay olor a jazmines en la madrugada que dejan más que nostalgia, hay nacimientos, partos, abortos de nada cuando salen y no fueron más que letras, hay infancia, hay juventud, hay soledad y una tremenda nostalgia que actúa sobretodo en las noches solitarias cuando busco su amor.
El poeta es lo que es en ese mismo momento cuando la musa lo encuentra en medio de la realidad que duele, en medio de la vista perdida por soñar, de amar, de tal vez imaginar a ese amor que no llegó, el que perdió, el que aún busca y anhela con esa paz que únicamente da la inspiración de crear y ser poema.
DL.VI.
XI.