alupego (Ángel L. Pérez)

SE FUE ACLARANDO LA NOCHE

SE FUE ACLARANDO LA NOCHE

Restos de un triste naufragio,
que sobrenadan sin rumbo.
Esqueletos moribundos,
en un inframundo trágico.

Caminan siempre caminan,
aunque les alcance el hambre.
En la lujosa atalaya,
se regodea el gerifalte.

Se quedó el hueso sin carne,
arrebatada sin pena.
Ejercida la condena,
sin ley y sin litigantes.
Otro mundo sin escrúpulos,
donde se afana el infame.
Late violenta la sangre,
de la indignación que nace.

Se fue quedando sin forma,
la nobleza entre las fauces,
de la bestia deleznable.
Masticada la grandeza,
de corazones amables.
En los siniestros poderes,
se cocinan los desastres.

Blando se desgaja el nervio,
que va quedando al socaire,
como títeres sin sueño,
entre manos de gigantes.
La ronca voz se desploma,
como una piedra en el aire,
sobre la tierra que arde.

Destellos entre las sombras,
que rompen la negra noche.
Faro que orienta al marino,
perdido en el horizonte.
Sublime luz que te abraza,
con la calidez de madre.
Fino rayo que atraviesa,
la depauperada carne.

Guirnaldas entre los sueños,
empapados de recuerdos.
Pesadillas que deambulan,
entre el amor y el desastre.
Famélicos corazones,
al borde de ser patéticos.
Rica organza para el rico,
andrajos para los pobres.

Poemas entre los mundos,
de necedades repletos.
Necios que dirigen mundos,
sabios con el hambre al cuello.
Penas sobre el que se afana,
lisonjas sobre el rastrero.
Bofetadas en el rostro,
sobre el valiente sincero.

Bella luz que se intercala,
entre tormentas y truenos.
Esplendorosos quehaceres,
en senderos luminosos.
Como el beso pasajero,
que deja huella en los huesos.
Rincones en los agravios,
donde el amor es el dueño.

El hambre paso de largo,
para esquivar al canalla.
El valor coronó el alba,
para alcanzar lo perfecto.
Cayendo de su atalaya,
quienes viven de lo ajeno.
Se fue aclarando la noche,
inundada de destellos.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
20/06/2019