A. Martinez

Llamándote.

 

Ven y llámame,
pon a circular mi nombre
cerca de algún lugar con agua,
que se mojen los pies
mis apellidos,
que se empañen
de sonidos
los espejuelos del reloj;
que tu voz se repita
sobre cada punto y seguido,
sin comas ni preámbulos
aburridos,
que seas tú,
el alba anunciada
en el concierto
de los parques
madrugadores;
pon tus pies
delante de los míos,
y en las manos
de mí sueño,
deja tu sombra cálida,
deja tu boca,
deja tu pan,
deja tus senos,
deja tu nombre también
para que yo lo diga,
para que yo lo abrace
y lo circunde,
en éste vuelo astral
alrededor de las caricias.

 

Eduardo A. Bello Martínez
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