ACECHANDO EL CIELO
Una tarde el espacio oteaba
las blancas nubes
como la nieve, miraba,
de pronto en el azul del paradisíaco cielo
sin avisar se dispersaron.
Cual milagro celestial,
tu agraciada silueta aparece.
de inmediato al verte,
sutilmente hechizado de tu galanura
quedé.
Cantos seráficos, voces angelicales
mis oídos escucharon.
Al Edén gracias di,
al ser glorificado con tan olímpico gesto,
de otorgarme tanta dicha.
Esa tu imagen, apresada
en la retina de los ojos míos permanecía.
Solo que el pérfido viento
que de amor no sabe nada,
con tremendo soplido me la arrebató.
El pensamiento cruzó del tiempo,
su insondable barrera,
volando cual blanco Pegaso,
tras ella corrió,
mis brazos su figura rescataron.
Apretándola a mi pecho,
con ella me quedé.
Ahora su imagen y yo,
amantes somos.
bambam