¡Sólo es un Hasta luego!
Volver al pasado es inerte vacío que dejaste en mí
es volver a la misma cama sin ti.
Es evocar tú nombre y verte ahí; ¡Ausente de mí!
quiero refugiarme en tus brazos abiertos
cómo la primera vez de nuestro encuentro
de esa noche donde me quitaste la tristeza,
tú cómo un Ángel enviado del cielo viniste a mí.
¡Oh tu abrazo! fue mi salvación y, ahora es mi agonía
saberte lejos de mis labios y apócrifo de los tuyos.
Mirarte pasar sin mi y sin ti, vacíos quedaron los brazos
en el oscuro cielo reflejo de un abrazo que una vez
me diste aquella noche estrellada prometiéndome
bajar una de ellas para mí y, conmigo dormirste mis sueños
y con gusto me quedé en tu abrazo y busqué
las más bellas expresiones de amor en mis poemas,
nos identificamos a través de los días, meses y años,
eras mi otra mitad, mis ojos, ¡ojos míos, qué tanto Amo!
Esa mirada me cautivo el alma, me absorbió hasta
el tuétano, fuimos todo y al final no fuimos nada,
pero nos sentimos en la piel y en el alma, tantas horas
compartiendo música, fotos, vídeos, sueños tuyos y míos.
Una noche desertaste de mí y, sigo viendo tus fotografías
y me hacen llorar, pero también alucinar tus brazos
fuertes, sosteniéndome, besando tus labios inquisidores.
¿Te digo algo? Siempre intuí que me amabas con tus
reflejos, en tus expresiones, en tu poesía, todavía
recuerdo que me contestabas con poemas,
eran poemas que ya tenías escritos pero daban
respuesta a mis poemas, porque en el fondo
estoy segura teníamos sueños prohibidos conmigo.
Algunas veces te dije no es era normal lo que nos pasa,
nos vimos tanta veces la piel y los ojos, los labios, tus ojos
reflejándose en los míos, tus labios abiertos,
buscando los míos y tu cuerpo abusándome
con deseos de poseerme de tenernos y sentirnos.
Extraño la cita de todas las mañanas... ¡Buenos días!
¡Hasta mañana! Tu mío yo tuya noches y días,
no me pidas ahora, que salga de tu vida,
te extraño, hasta cuando te digo qué no te extraño,
te recordaré en cada lágrima qué escape de mis ojos.
Muero en ésa cama vacía de ti y tú serás mi mortaja.
No es un adiós es un ¡Hasta luego!
te digo adiós te vivo y te llevo dentro de mi.
Aunque toda la vida siga pensando en ti.
No sé si te amé mucho o te amé poco,
lo qué si sé; es que nunca vovleré amar así.
Es para ti amor, por si ya no regreso. ¡Te Amo, mío!
Alicia Pérez Hernández… México
No es la pluma la que escribe, es el alma
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