A los sonámbulos
No hay que despertarlos.
Deben salir por si mismos
Del ilusorio enfrasco
Que los retiene en la fantasía.
Que les repite y aturde con
Los cuentos de Terramar.
De tanta inepcia
Ignoran que por reiterar
Un falso relato
Este no se torna verdad.
Las paredes de su onírico
Chorrean engañosa animosidad.
Y solo despertaran
Cuando no les aterre la realidad
Y lo irrefutable no puedan tapar.
Vaga por la cocina
Rechinando baldosas
Rebotando su cabeza
Contra las cosas
Pero se convence;
Los objetos la atacan a ella.
Los sonámbulos sin reparo
Son los que creen
Que ya han despertado
Y se hincan ante
Un arcángel delirante
Haciendo de el su único amparo.
JULIETA IALLORENZI
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