Cabra de monte que has salido del sanatorio, con heridas entre tus piernas, cuernos en tu frente.
- ¡tus manos atadas! -
¡habitantes extraños!
Que habitan en el circuito de tus labios.
Junto a ese olor a miel, depositado en los rincones “improvisados” de tu piel.
¡Habitantes extraños!
Caras improvisadas en los rincones de la habitación del pánico, montañas en algarabía, disfrazadas de agonía.
¡Habitantes extraños!
Voces a la distancia, disfrazadas de fantasmas.
Que abrazan el alma, de esa mujer perdida entre montañas…
- Habitantes extraños -