Es una extraña sensación la que me ha llegado,
La cual en mi corazón vive, y dentro de mi piel se ha quedado,
Es una bella sonrisa la que me ha provocado,
Acompañada de una tristeza aparente y un suspiro entrecortado.
Al ver la luna frente a la magnificencia de este plano,
Solamente puedo reconocer su conexión con el recuerdo que de mi no se ha alejado,
Los momentos se vuelven extractos de tiempo desorganizados que desembocan en un solo punto ignorado.
Al permanecer de pie frente a ella,
Vuelves a mi recuerdo como una flecha,
Que atravesó todo mi ser sin siquiera haberme percatado,
De que mi vida se vería afectada por la simple dicha que me has dado.
En el corto tiempo que te conocí,
Solamente puedo agradecerte porque gracias a ti,
La mejor versión de mi siempre fui,
Y por tanto, inevitable es el ver la luna en el verano,
Sin pensar en aquello que un día sin siquiera pensarlo,
Me dió lo que considero uno de los mejores regalos,
La dicha de haber sido aquella persona que más has amado.
Aquella dicha que me ha mantenido adelante después de tanto,
Porque sé que a pesar de ya no estar mi mano junto a tu mano,
Somos felices y mientras hablamos a una luna que nos recuerda y llama gritando,
Estaremos siempre unidos porque fuimos el pilar del otro cuando tanto nos necesitamos.
Bajo la luna te recuerdo,
Mientras tú lo haces al escuchar los cantos del viento,
Y ambos sabemos,
Que no hay nada más bello que lo que vivimos en ese tiempo.