Esta vez tropecé
la nada no alcancé.
El bullicio acallé,
Mas la traca noté.
Entre deseos y serpentinas,
Inquieto me quedé.
Inquietudes al desgaire,
son habitual consumo,
en persecución de un aire
esencial en grado sumo.
El susurro incesante
goteaba su mensaje:
No son los objetivos,
Son las artes del viaje.
Del frenesí de la vida no discutimos.
De los sueños siempre inacabados, tampoco.
Del soñar dormido no disponemos.
Del soñar despierto, disfrutamos.
Los hechizos y los antojos
no debieran enturbiarnos
los magníficos DESPERTARES.