La espuma besa la suave arena
el rayo de Luna se refleja
sobre la cola plateada de la sirena
el aire y la mar son pareja.
Lengua enfurecida se desliza
rompe impetuosa sobre el acantilado
en catedrales vivientes se estiliza
refugio de aves amantes cincelado.
El sol por el horizonte se diluye
como una acuarela anaranjada
en su vientre se sumerge y fluye
de candidez la mar queda bañada.
Arpones de luz ígnea profundizan
hasta las regiones mas ennegrecidas
con su fulgor apolíneo cicatrizan
las heridas en salitre escocidas.
Sube y baja la marea perlada
en la solitaria isla estrellada
la pequeña tortuga es guiada
acunada por la Menguada.