Diego Nicolás García Contreras

Cuando soy bueno (6)

Cuando soy bueno estoy bien, como cien centinelas centellantes.

De obras excelentes lleno.

Sin astucias, sin señales. Solo amor trayendo.

Recordando mis iniciales nacientes que me vieron surgir, las olas parecen venir.

Y jugar con mi risa entre la sal.
 

Cuando soy bueno no me escondo.

Corro, me paro de manos.

Pinto las paredes y el tiempo no existe.

Cuando estoy bien

Me alegran los días y las noches con sus platos blancos.

Bajan al aterceder del velo ardiente.

Cuando estoy bien,

estoy lleno de ti mi dios.

Y me permites entrar a tu morada.

El aroma de tu cuarto es inefable,

Lloro de solo recordar.

Me recuerdo y te recuerdo.

A veces las lavandas me saludan sin gestos. 

Los romeros se desviven en floreos para hacerme sonreir.

Mi rostro se sonroja con el petricor del barro,

y la arena vence a todo polvo que quiera que lo exhale. Crea un filtro de unidad entre lo físico y lo intangible.

El vapor, el agua suspendida;

Puedo sentir sus vaivenes. 

Caen como cortinas nuevas.

Como sábanas recién lavadas

y me entregan hermosos sueños lúcidos del más allá que acá están.


Deja vuces esgrimen las pautas,
siempre quedarme aquí quiero.

Cuando los días son buenos;

Quiero hablar con todo el mundo porque será bueno.

Quiero hacerte reír y llorar arrumacos sobre tu cuello.

Desentrañarte de juegos.
 

Cuando soy bueno 

Te invito a vivir en mi hogar dulce, imaginario castillo.

Aquí está, para que nos sentemos.

Y en el nos deleitemos 
con la belleza de la vida.