A. Martinez

Es de reconocer.

 

Es de reconocer,
que ultimamente
estás tan linda;
no quiere decir
que antes
no lo estabas,
siempre lo has estado,
pero a medida
que el sol engorda
su personal estadística
de llegadas y partidas,
se va instalando un \"algo\"
sobre tu epidermis,
y como que te curas,
te vas haciendo más
sanamente hermosa;
el aire, la sal, la risa,
que se yo,
todo junto
(y por separado también),
va lubricando,
la expresión circunstancial
y sustanciosa
de tus ojos,
va acelerando
la jugocidad frutal
de los labios,
va remarcando
el ondular del cabello
y sus precisos
(preciosos)
reflejos negros;
tu cuerpo adquiere
la madurez exacta
que anticipa la cosecha,
y se desgrana
carnal (carnívoro),
como una cascada
de flores,
entre mis brazos tuyos,
y suenan mejor
tus quejos y mis mimos,
y entallan mejor, también,
nuestras polifacéticas
anatomias;
no tengo prisas,
me disfruto disfrutándote
hoy, ahora,
en éste instante
que se va tan pronto,
pero que deja
algo mejor sobre los dos;
repito y asevero,
no tengo prisas,
pero ya quiero saber,
que maravilla dejarán
sobre tu piel,
los subsiguientes días,
que se reunirán en meses,
que se refugiaran en años.

 

Eduardo A Bello Martínez
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