Rosita de Mendoza

Invierno

Paisaje desolado en esta mañana fría

el canto débil de un ave temblorosa

quiebra mi alma destemplada y desnuda

Una gota confusa se desliza atrevida,

y tibia rasga la escarcha de mis mejillas

Cruje el pasto bajo la suela de mis zapatos

y el hielo del pavimento se instala en mis huesos

El infinito mundo aterido del exterior

se confunde con mi gélido desierto interior

Emblanquecido cielo de hielo y plomo

congela violento mi pesado andar

y aquel cerezo de sabia y color que una vez fue 

sostiene apenas sus frágiles ramas grises

y se deshace en cristales que no terminan de caer