Paisaje desolado en esta mañana fría
el canto débil de un ave temblorosa
quiebra mi alma destemplada y desnuda
Una gota confusa se desliza atrevida,
y tibia rasga la escarcha de mis mejillas
Cruje el pasto bajo la suela de mis zapatos
y el hielo del pavimento se instala en mis huesos
El infinito mundo aterido del exterior
se confunde con mi gélido desierto interior
Emblanquecido cielo de hielo y plomo
congela violento mi pesado andar
y aquel cerezo de sabia y color que una vez fue
sostiene apenas sus frágiles ramas grises
y se deshace en cristales que no terminan de caer