A una estrella le pedí
la concesión de un deseo,
que la mujer a quien amo,
supiera que yo la quiero.
A veces la timidez
impide las relaciones,
con la ayuda de la estrella
aumenté mis pretensiones.
Salvado el primer escollo,
despues de varios intentos,
la luz que me iluminaba
despertó mis sentimientos.
La dije que la quería
sin abundar en palabras,
por dentro mi corazón
ardía deseando amarla.
La recité este poema
con métrica muy ausente,
pero la letra transpira
amor que mana en mi fuente.
J. Piñeiro