Allí estaban
tendidos boca abajo
dos cuerpos abrazados en la orilla,
bajo la misma camiseta negra.
Un joven padre salvadoreño
y su hija aún pequeña,
le tomaba del cuello
en la dura batalla
por sobrevivir.
Lágrimas negras
tiñen la orilla de Río Bravo,
la hierba, la tierra
el agua queda turbia.
Rompen la piedra
deshacen el barro
inundan de oscuridad
la corriente.
Bajo el reposo
dejan un silencio
sobrecogedor
de una cruel realidad
que castiga y mata,
que se vive cada día
allá en la frontera mexicana.
Una rosa blanca
dejo unida a esa imagen,
Descansen en paz.
(Un padre y su hija han perdido
la vida ahogados en un río llamado,
Río Bravo. Mi humilde homenaje)
25-6‐2019