Entre tantas pequeñeces
fuiste un barco sin timonel
nacido de múltiples dobleces
de una simple hoja de papel.
No tenías tripulación ni anclas
sólo yo era tu capitán,
y moviendo imaginarias palancas
salíamos juntos a navegar.
Por ti me convertí en artesano
todo fue hermoso y gratificante;
con las destrezas de mis dos manos
podía fácilmente fabricarte.
Juntos jugamos tantas horas,
horas dulces como la miel,
fuiste mi amigo allá en otrora,
¡Mi inolvidable barquito de papel!