No se necesita ser entomólogo para amar o, sufrir de entomofobia para repudiar cada bicho que vuele, camine o contorsione en nuestra presencia pero, mis dos amigas más queridas se encuentran, o bueno, no se si se encontraban en los extremos opuestos de esta escala de valores sin conciliación posible.
Ayer, hace horas, cuando el medio día languidecía y la soñolencia exigía una siesta la amante vio, fotografió y se extasió con un cucarrón transportando un pequeño mojón de mierda.
Quiso levantarlo, ponerlo a resguardo.
Sus manos se dirigían a este doble objetivo cuando los dos explotaron dejando partículas de los mismos en su rostro mientras oía a su amiga y compañera de cuarto gritar ¡porquería!
Las chicas ya no se hablan. No sé si podrán volver a hacerlo.
Yo aquí en su cuarto de hospital humilde rezo y pido no le toque a ninguna una tumba o una celda.
RIMUZ – CIBORG MR