kavanarudén

Devenir

 

 

Se desprendió y comenzó a caer.

Perfecta esfera de precioso y frágil cristal.

Quise asirla pero fue imposible.

La vi caer, juro que pude escuchar su trayecto.

A cierto punto parecía suspendida en el tiempo y el espacio, 

pero no, caía sin reserva alguna.

Se estrelló contra el suelo de granito.

Un ruido extraño que llamó la atención de todos.

Se hizo mil pedazos y se dispersó por doquier.

Quise recoger los fragmentos y recomponerla de nuevo, 

mas me di cuenta que era algo imposible. 

No es posible devolverle la frescura a una rosa marchita. 

No se puede aferrar un alma una vez que decide partir.

Imposible regresar al pasado y cambiar los acontecimientos.

Solo resta recordar la belleza de lo que fue en su momento.

La alegría que nos proporcionó, los gratos instantes compartidos.

Nada fácil aprender a dejar ir, decir adiós y aceptar que todo terminó.

Así es la vida, un eterno devenir, donde las gotas del tiempo destilan sin prisas, 

agotando el existir entre lágrimas, alegrías, sudor y risas.