Me acuerdo de aquel día cuando lo conocí en Jerusalén, la ciudad Santa siempre me llamó la atención por que todos la quieren y siempre han querido reivindicar como suya desde los tiempos infinitos.
Había visitado prácticamente toda la ciudad vieja, y el sudor de mi frente lo demostraba, estaba cansando, exhausto, pero feliz por conocer todas esas culturas y sus maneras de vivir.
Andaba por unas calles muy estrechas en el barrio antiguo hebreo y sin faltar a la verdad, muchas de las calles pude apreciar, que olían a orines, pero llegué a una calle muy singular, que tenía un encanto especial, que mis sentidos supieron captar y notar, pues sentí un especial sosiego conforme me adentraba en ella, debía ser por qué estaba completamente invadida en manos de la sombra y el frescor que se sentía en ella era lo que mi cuerpo en ese momento demandaba.
Me fijé que a la derecha de la calle, había como un hueco y en el, un pequeño banco de piedra, seguro que hecho a mano pues salía del mismo muro, y obviamente allí puse mi culo, para descansar y sosegar el sudor por ese calor que ese día hacia en la mítica e inigualable Jerusalém.
Al poco tiempo de estar sentado, con todo el frescor y la calle en silencio, llegó un mozo de unos treinta años que pasaba por allí con máquina de fotografiar en mano, me miró con una sonrisa especial y saludándome en Español me soltó.....
Buenos días
¿ Le importa que me siente junte a usted?
el calor en esta ciudad en la época de verano, es terrible, soltó...
Por favor, le contesté, para preguntarle a continuación:
¿ Eres español ?
No, pero hablo varios idiomas, me contestó con soltura en un castellano perfecto y sin acentos junto a una simpatía arrolladora que denotaba una gran personalidad .
No pude contenerme y le pregunté sin compasión,
¿ Entonces como sabes que yo soy español ?
Es fácil, me respondió, llevas la bandera española en esa pequeña mochila, nos reímos los dos al unísono pensando
lo despistado que sigo siendo.
¿ De donde eres ?
Le pregunté sin ningún miramiento ni discreción, nunca he tenido filtros, y eso a veces a los extraños les parece descarado
pero pienso, y siempre he pensado, que se puede decir todo siempre que lo hagas mirando a los ojos y con amabilidad .
Soy ciudadano del Mundo, y me siento de dónde estoy en cada momento. ....
Me contestó ambiguamente, y demostrando una rapidez mental, como a mi me gusta.
Buena filosofía es esa Vive Dios ...
replique yo...
¿ Tu que opinas de esta Jerusalén tan Histórica y mitificada a lo largo de los siglos por unos y por otros ?
Bueno, la verdad es que Jerusalén, la conozco como la palma de mi mano, y eso de que siempre le han llamado la ciudad Santa, es decir mucho, pues en nombre de esa santidad, aquí se han cometido y se cometen crímenes contra la humanidad por unos y por otros desde tiempos inmemorables .
Esa respuesta me gustó y es totalmente real a la situación de esa ciudad aún en los días de hoy.
Este comentario tuyo para ser tan joven me parece muy interesante. ¿ Eres Profesor de Historia o algo parecido?
Le volví a preguntar sin reparo.
Su ambigüedad era fresca directa, no decía nada, y su mirada lo decía todo, sentí otra vez aquella sensación de sosiego y paz que me produjo al pisar aquella calle.
Me quedé en silencio y lo miré con descaro, tenía el pelo corto su tez era morena y noté que era imberbe,pues no tenía, ni se le notaba ningún pelo en la barba.
No pude aguantarme, porque yo soy a si, ya me conocéis, soy directo, y no temo a una mala reacción y le solté de sopetón .
Perdóname por la pregunta
¿ Quién eres ?
El me miró fijamente a mis ojos, yo creí o sentí que me estaba mirando por dentro, y a continuación, miró a la pared de enfrente dónde estábamos sentados que casualmente era un rectángulo de cerámica donde ponía el nombre de la calle en hebreo.
Sin contestar a mi pregunta se levantó me dio la mano despidiéndose y dijo estas palabras :
Ha sido un placer Mael conocerte, que lo pases muy bien en Jerusalén , hasta otra....
Y sin darme tiempo a reaccionar, como si una fuerza invisible me amarrará al banco sentado, miré otra vez el nombre de la calle que estaba enfrente, y volví a mirar al joven, pero ya había desaparecido, me quedé por unos segundos confuso pensando cuando yo le había dicho a ese joven, mi nombre.
¡¡¡ Mi mochila!!!, pensé, saqué mi móvil de ella ansiosamente y miré en Google el nombre en hebreo de la calle. \" רחוב ישו \"
enseguida Google me dio la traducción \" Calle de Jesus \"
Mael Lorens
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de Autor 25/06/019