¿Dónde van los muertos
con su equipaje
de sueños perdidos,
con sus esperanzas truncas y
perseguidos por
dolorosos recuerdos?
Van al olvido
de los cementerios
mientras duerme su alma
en los objetos huérfanos
que empolvados
se pierden en la casa;
van a las fotografías
que silenciosa y
secretamente
los consagra para el olvido.
Rostro anónimo de aquel
que amó,
que disfrutó de placeres pasajeros
y que ahora
se borra bajo la vacilante
luz de la tarde.