Mátame ahora, para que no me mates siempre.
Susúrrame al oído todas tus mentiras en este pequeño hoy de vacíos, para que pueda despertar mañana con ganas de llenarme de nuevo.
Aplástame con tu palabra incipiente y velozmente sacia toda pasión repentina.
Así se acaba esta ilusión en dos soles y puedo llorar en paz con la luna.
Mátame ahora, para que no me mates siempre.