Sometido a un amor sin condiciones,
presagiaba que durara poco tiempo,
pues los celos que de ella se adueñaban,
convertían el cariño en un tormento.
No podía soportar aquellas dudas
al llegar cada noche a nuestra casa,
sus preguntas con su tono laceraban
un amor que poco a poco se apagaba.
Una noche y otra más con los reproches
vislumbraba un final que era inminente,
el afecto entre los dos se había acabado
solo falta que ya todo se fragmente.
El amor verdadero es sentimiento,
un proyecto que se basa en dos pilares,
la confianza total en la pareja,
y el perdón sin que afloren los rencores.
J. Piñeiro