Un gran silencio
se adueña de la tarde.
Cierras los ojos.
Quieres soñar,
volar sobre las olas
y las resacas.
\"Te necesito\",
susurran tus pupilas
a las mareas.
Y te estremeces,
preciosa mariposa,
sobre las flores.
Miras el agua
que llega hasta la playa
y que te abraza.
Entonces llueve,
los cielos ya no pueden
con su dolor.
Lloran las nubes.
Sus lágrimas sagradas
mojan tus alas.
Y tú suspiras,
poeta, con tus versos,
y tu inocencia.
Rafael Sánchez Ortega ©
07/06/19