Cuantas veces fuiste canto
de mi sonido sin arterias
ruiseñor que entonando
desconoce la frecuencia
y se ha inmolado tanto.
Vencida la noche
se altera el día
y te brindaría un te
sin vientos ni lluvias
en este hogar poema.
No dije poesía…
entre tantos diptongos
una inoportuna carencia
de miradas castañas
de violines tardíos
podrían esmerarse
en tus ojos cálidos
en mis manos de río.