Elisabet Mallol Lopez

Vida

Ellos, que partieron de muy lejos

hoy, les acoges entre tus manos.

Y en su despertar, el lloro más sublime

les sonríe el mejor de tus aplausos.


Conocedora de su innata congoja

que añora y envidia tu ayer

ya es bendición sin palabras

el rincón que no guarda rehén.


Dueña, conquistadora de sus deseos

de tu juego, hallaste posibles anhelos,

chasquidos en reto, amor en gestos,

música imberbe, el sentir de cálidos besos.


Cristal en niebla... veneno de lo eterno

eres tú quien envuelve su latir en sueños

que temen del ir de su tiempo, el vacío en cero,

la gélida caricia de un abrazo en acecho.


Mas desde aquí te imploro...

Vida, no seas mar ni cielo

en estas almas aún en vuelo,

sin embargo...

recibe de mi mirar en verso

un pedazo de este corazón en duelo.