Los vacíos se me derraman tanto
que ya no puedes contenerme,
detenerme,
retenerme en este instante,
tocarme las heridas con los dedos
llenos de cicatrices como estrellas,
mis anhelos y mis miedos.
Mírame ahora, soy feliz.
Pero cuando lo eres de verdad
aún no lo sabes,
y ahora no existe el momento.
Que me entierren con la pena,
yo bailaré eternamente en el Averno,
si merecen de verdad la vida
las risas y placeres que se lleva el tiempo.
Vivo esquivándome, y por eso escribo.
No soy real todas las veces que sonrío.
Y si me encuentra la poesía quemo el verso,
me prendo,
exploto desnuda en medio del océano
como un espectáculo de fuegos artificiales
dibujando palmeras amarillas
en un cielo profundo y negro.
Me convierto
luego en pólvora y silencio.