Carlos Eduardo

S A B R Í A N

 

 

¿Sabrían ustedes de los sucesos de hoy 

 

ocurridos aquí donde me encuentro?

 

Imposible, como yo de los de cada uno de ustedes.

 

Uno los barrunta; se muerde los labios.

 

Y ratataplan son como la ventisca, arrastrando el alma.

 

Así se es remolcado, uno, por esta arena llamada vida.

 

Está escrita,

 

te vas desmoronando;

 

ninguna maldición lanzada a los cuatro vientos te libera;

 

ni la muerte.