“Pääskyset olivat jo menneet,
mutta kurjet auroittivat taivasta
kaulat suorina” reza Sofi Oksanen
en un bar
en penumbras de Estonia,
en los labios
espuma.
“Niiden huuto satoi peltoon ja
särki Aliiden päätä”,
las golondrinas se han marchado a Rusia,
la felicidad tiene rostro,
entre las vacas de Stalin
pastorean la mente.
Una voz cavernosa
reconstruye el koljoz,
miles de personas flaquean
en el museo al aire libre
de una dictadura.
El punto ciego
del péndulo
gravita sospechoso
ante el cuervo
que repite el mismo graznido.
_La misma palabra
en otra lengua
suena conocida_
“Pääskyset olivat jo menneet.
Toisin kuin hän, ne pääsivät posi,
niillä oli vapaus lähteä”
martilla en cocoteros del Caribe.
“Pääskyset olivat jo menneet.
Toisin kuin hän, ne pääsivät posi,
niillä oli vapaus lähteä”
sobre tejados destruidos
la maldición de la leche
en famélicos ciudadanos
de esquina.
En la pared proyectan
la antigua cinta,
todo se mueve 24 veces
en el segundo
donde mi madre raspa
las cazuelas tiznadas
de indiferencia.
de
La costurera de Malasaña,
Editions Hoy no he visto el paraíso, 2012
He de tomar consejo de todos,
la fibra rota,
el paño ligero
para confeccionar el lienzo
que me arropará la eternidad.