Un chocolatico pulsa al paladar
hace cosquillas en granitos de sabor
es llama de cara al sol en su regreso.
Es un niño que sabe de tiempo
y regresa cada miércoles al tacto
para hacerme sonreír en su mirada.
Vamos de espaldas al viento
sobre las ruedas de sus manos
mientras toca mis pies al tramo del semáforo.