Las huellas de su presencia
Busco en la soledad de mis paseos
las huellas que dejaron su presencia,
que fueron de unos niños sus deseos
perdiendo con los besos la inocencia.
Allí nació el amor más verdadero,
aquel que no se borra con la ausencia,
lo llevo ardiendo en mí como un brasero
cumpliendo desde entonces penitencia.
Y son las noches claras de la luna
las que me van llevando a sus recuerdos,
buscando en soledad la gran fortuna,
negando el mar y el cielo mis anhelos.
Puñales que se clavan sin quererlos
me sangra el corazón con desconsuelo.
José Ares Mateos (Menesteo)