kavanarudén

Nota discordante

 

 

El tren va de prisa.

Todo se mueve veloz delante de mí.

Se pierde mi mirada al horizonte, más allá de los extensos arrozales.

Algunas casas parecen perderse en medio del paisaje.

El sol implacable acaricia todo a su paso, el calor se hace presente.

En silencio medito, pienso, reflexiono.

En ocasiones siento que soy una nota triste perdida y disonante, en medio del  pentagrama de la existencia.

Existo, mas vago sin rumbo, con el peso que me acarrea en ocasiones vivir.

Increíble cómo todo puede cambiar en fracciones de segundo.

En ocasiones tengo la tentación de alejarme de todos y de todo, encerrándome en mi pequeño mundo (ese que me protegió en mi más tierna infancia) al menos ahí no hago daño a nadie.

Me aferro a la escritura, esa que siempre me acompaña y espero no dejar nunca, pero ella en ocasiones tambalea.

Se fue mi infancia, perdí mi juventud, corre veloz la madurez, comienzan a pesar los años. ¿Dónde fueron a parar los sueños que no se cumplieron, los anhelos que se desvanecieron? ¿En qué rincón se perdió la inocencia? ¿En qué momento comencé a defenderme del entorno, medio, mundo? ¿Nació la sensibilidad junto conmigo o fue un castigo del mal llamado destino? 

Me gustaría pasar por encima de tantas cosas, que no me importaran, que no me afectaran, pero no puedo, no puedo y lo intento, lo juro que lo intento, pero… no puedo. Triste y patética realidad.

Se suele decir que nuestros peores enemigos, somos nosotros mismos. Porque nos conocemos en profundidad, sabemos dónde es que más nos duele y solemos meter ahí el dedo, en esa llaga abierta o herida sangrante.

Me considero un ser solitario, que le gusta disfrutar del silencio, perdiéndose en sus pensamientos etéreos. Temo perderme algún día en ellos y jamás regresar a la realidad, a esta realidad…