No hay nada más dañino
que desahogarse ante el espejo.
Tu rostro y tu cuerpo en el reflejo
empiezan a ser amonestados por tu rabia,
y el ser que hay detrás del cristal
llora como si tuviese vida propia.
Su luz se ha extinguido
a causa de tu propio desprecio.
Si aquel reflejo estuviese vivo
y no necesitase lidiar con tus pensamientos,
entonces la malicia se iría de sus ojos
y la bondad atrapada en su desdicha
volvería a resurgir como un recién nacido,
que no ha sufrido, no ha perdido y no ha sido engañado,
pero cuya inocencia no tiene más razón
que una ingenua y vana ilusión.
Quien tu reflejo representa
es en quién te has convertido
Aquellos que se niegan a sí mismos
Temerán, huirán y detestarán lo desconocido.
El reflejo que te perdona tus fallos
Es la misma mano que te salva de tus agravios.