Ebrio de tí,
de la luna
y de la noche.
Ebrio de besos salados,
de olas rompiéndose
y playas bordeadas
de espumas.
Ebrio de tu cuello
alargado,
de tus hombros
desnudos
y de tu espalda
que se pierde
entre dos dunas.
Ebrio de tu amor
sin inicio y sin fin
que se moja el alma
con la lluvia.
Ebrio de tu mirada
de aguas dormidas
y de tus pechos floridos
donde mis labios
buscan cuna.
Ebrio de tus labios,
de tu vientre humedecido,
ebrio de deseos y locura.