Nuestro paso fulgurante por la vida
es un cable sin la red sobre el camino,
es difícil terminar cuando se olvida
quienes somos y para que hemos venido.
Las sorpresas que la ruta nos depara
son ajenas al querer del caminante,
el decide cada paso que se encara
Dios dispone lo que debe haber delante.
Paso firme por la ruta caminaba
convencido de encontrar explicaciones,
a una vida que muy pronto se apagaba
sin saber el porque ni las razones.
De mi vida ni un instante soy su dueño,
no imagino que será de mi mañana,
solo se que mi vida es como un sueño,
y más tarde puede ser ilusión vana.
J. Piñeiro