Detrás de lo oscuro
Luchaba con fuerza la luz
Queriendo hacer brillar
El gris de mis pesares.
Largos brazos amarillos
Se escapan al horizonte
Queriendo calentar por fin
Mi maltrecha alma fría.
Finalmente pudo el sol
Más valiente y fuerte
Que el altivo nubarrón
Que quiso nublar mi suerte.
Ahora, de nuevo, calienta
La última hora del día
Ya puedo estar tranquilo
Esperar tu noche tibia.