Cada vez que salgo de casa
una lágrima rueda por mi mejilla,
ver a mis niños de cuatro patas
que ya esperan en la entrada,
pues se han dado cuenta que muy pronto saldremos,
con los ojos fijos y el rabo en movimiento
deseamos distraerlos,
más se encuentran atentos
nos ponemos los tacones
y ellos nos dicen en silencio
—¿verdad que van a llevarnos?
se miran uno a otro
que no caben de contentos,
mis niños, mis tiernos niños
se paran en la pared
que es señal de que juntos saldremos
pero no…
a donde vamos, no podemos llevarlos
niños de mis amores
tendrán que esperar mi regreso.
Chester entiende a la vez
se queda sobre la escalera
Dicon por lo pronto no pierde esperanza
y hacia la puerta avanza,
ꟷno importa mamá ¡yo me voy contigo!
siento una pena muy honda
ver sus caritas tristes
Chester me dice con su mirada
ꟷ¡que te vaya bien mamá! ¡regresa pronto mamita!
no tardes, que espero calentar tus piecitos
en tanto Dicon insiste
ꟷ¡yo me voy contigo mamá!
damos la orden ¡para atrás!
regreso, beso su frente incansable
los lleno abrazos y caricias
y en cuanto cerramos la puerta
lloran, lloran, lloran sin parar.
Quisiera no lastimarlos
después de ellos, no tendré ni uno más
pues siempre salgo con el alma partida
salgo con lágrimas tristes
pues no quiero causar una herida
que no sea fácil sanar,
al llegar con esa lluvia de caricias
brincan, saltan, aúllan a la par,
ladran, ladran diciendo.
ꟷ¡Ya regresaste mamá!
y siento que cuando salgo
un pedazo de mi ser se queda ¡aquí¡
se queda dentro,
con ellos
quiero llevarlos conmigo ¡mis niños!
como un infalible llavero.