Nos apenó que no le quedara ni un recuerdo, para rellenarlas. Así llamaba mi abuela a las sobras. Con ellas hacia unas empanadillas buenísimas. Mis favoritas, eran las de recuerdo de olvido, que era como llamaba a la carne. Desde que habían congelado su pensión.
La flor regala su belleza a nadie daña
Quizás debí callarme
¡Total que más me daba!
¡Shss la hierba duerme! Rueda la luna…
El viento envuelve sus rayos,
Le canto a mi niño, beso su frente, canción de cuna
Los sueños enredados bailan la cumbia