Las que cuando necesito,
acarician mi rostro.
Las que sobre la mesa colocan
un plato con exquisito contenido.
Las que me sirven un café.
Las que colocas sobre mis hombros,
cuando vencidos se encuentran.
Las que cuando hablas,
se mueven en el aire
como dos palomas remontándose
por los aires de la tarde.
Esas manos delicadas que me brindan
en todo momento que necesito
su contacto sobre mi piel.
Sentirlas sobre ella,
me convierten en el ser más feliz.
Esas manos, que al tomar un objeto deslucido,
lo conviertes en brillo.
Tus manos, las que están en todo
lugar de la casa, cuando el tiempo
nos permite compartir momentos
de unión, porque así los reclama nuestro corazón.
Esas manos que acaricio y beso,
con la pureza de mi alma.
Con mi sentido corazón, amante
de lo bello y lo perfecto.
Alma llena de sentimientos
Como los que tú tienes hacia mí.
Esas manos delicadas que me atienden
dentro de lo posible, de los tiempos.
Manos que a veces están separadas
de los amados lugares de mi casa.
Y que tú al entrar en ellos,
todo distinto es.
Tus manos, me hacen recordar
a las de mi madre.
Buscan en todo lugar de la casa,
la belleza y la perfección.
Benditas son tus manos, mujer.
CAPITÁN DEL ESCENARIO
10-08-2018