Por tus galas de princesa, que dominan mis sentidos,
te venero con constancia;
tu me tienes hechizado con tu mágica elegancia,
de colores encendidos.
¡Oh divina mujercita! Mis ardores reprimidos,
los despierta tu fragancia;
por tus galas de princesa, que dominan mis sentidos,
te venero con constancia.
Por tus dones tan floridos,
me parece que viniste de los jardines de Francia;
con tu sedosa prestancia
tienes mis sueños vencidos;
por tus galas de princesa, que dominan mis sentidos,