Aún me lo cuestiono.
Aún, no entiendo...
cómo me pude fijar en ti.
Aún cuando has sido tan patán...
te sigo pensando, y al mismo
tiempo, odio el no poderte odiar.
Es tan estúpido mi pensar.
Irracional y burdo.
Esperar que suceda...
o esperar, un día despertar
y que solo ésto un sueño sea.
Y que nada de lo pasado
haya sido real...
y que no duela como duele.
Aunque intente el dolor bloquear
con arranques de orgullo...
la verdad es que, me desconcierta
todo lo que siento dentro.
Cuando creo haberlo superado,
vuelves...
en suspiros te me cuelas,
al divagar en qué hice mal.
Vuelves en sueños, donde apareces.
Vuelves sin que te haya llamado...
al menos, no de manera consciente.
Y luego, las circunstancias me hacen
ir hacia ti...
y una vez más, me hieres.
Y yo me disculpo y a ti te vale.
No se si me odias, o...
¡¿Qué demonios sientes?!
Y sin quererlo...
la frustración se filtra por mis ojos
y escurre por mis mejillas.
¡Dios, ayudame!
No soy de odios o rencores.
Necesito soltar o mutilar
éste pedazo de mi corazón
y dejárselo a su voraz vanidad,
para seguir adelante y...
terminar por aunar esperanza alguna
de que él sea aquello que yo quise creer que era y que no es.
Necesito estar bien.
Por mí.
Por quienes me quieren.
Por quienes están ahí para mi.
Ya no quiero gastar mis lágrimas
por alguien que no me quiere...
pero sí quiero gastarme todas mis plegarias, para rogar tu ayuda...
¡Oh, Dios del cielo y tierra!
...
Necesito parar de disculparme
por ser como soy y para ser aceptada.
Ésto debe acabar.
O acabará conmigo...
y no puedo permitirlo.
De: Diana Janeth Reyes Diáz.
( Diana Reydz )
Publicado el 03 /07/19
8:10 am
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