¿Ya tú edificaste el altar a Señor?
¿Le abriste las puertas de tu corazón?
¿Vives para él?
¿Tus palabras para Dios son dulces como la miel?
¿Le has prometido a él ser fiel?
Ternura y amor el horizonte está
ahora que busco su faz.
Placer me produce una puesta de sol;
descanso en él tengo paz.
Edifico en mí
los valores que Dios me otorgó
y en cada célula me los implantó.
Sirviendo estoy en Su casa
con amor fraternal,
amando a los demás con bondad.
A Dios reflejo ejemplar conducta,
cuidando siempre
la unidad de unos y con otros.
Nos pertenecemos,
a todos demos amor.
En apoyo,
especialmente cuando hay dolor.
Mostrando honra
me gano el respeto
y el visto bueno de Dios;
así evito error.
Edifico con palabras saludables
un altar de amor,
de fe
y una adoración exclusiva a Él.
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Autor: Millón Durango
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