A. Martinez

No parece justo.

 

No parece justo que este aquí,
encallado como un pez sin alas
sobre una calma con nudos,
a un nanosegundo luz
de que tu voz,
como una ola de plumas,
pueda romper su deslizar,
contra la ansiedad que consume
su voracidad dentro de mis manos;
para no deshilacharme,
voy diciendo con suavidad
verbos que suenan a ti,
depositándolos en estantes
y esquinas de la casa,
para después ir cosechándolos,
a medida que florezcan
con tu perfume dentro:
reír, abrazar, acariciar,
besar, sentir, amar....,
uno por uno llegan
con su piel erizada,
con un bocado de ti
entre sus manos,
con un olor a pueblo limpio,
a labios precipitados;
recupero de ellos los olores,
las pasiones que los eternizan,
y armo un crucigrama
que repite tu nombre
y nuestro encuentro,
en todas sus latitudes frescas
y calurosos meridianos.

 

Eduardo A. Bello Martínez
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