Lloro por tí, por tus recuerdos, por los amores que un día fueron
y al otro no, lloro porque tu alma y la mía en este mundo encuentren
redención, porque el mundo sea más justo, lloro, rezando porque
todos un buen día seamos más que hermanos.
Lloro por los momentos, que nos hicieron vivir, y que de apoco
se fueron muriendo, ante una cruel realidad, que mientras tu corazón
y el mío se iban hundiendo en la indiferencia de la vida, otros hermanos se
morían del dolor, aquel que causa tristezas y lamentos, porque no sabemos
vivir en un mundo pleno en donde todo puede ser alegría y mucho amor.