Por Alberto JIMÉNEZ URE
Palabra,
Nunca te conferí santidad, no pontifico:
Sólo te uso y disfruto cuando «hermosa»,
Pero igual «horrenda», porque eres bicéfala.
No tengo una daga,
Tampoco porto un fusil,
Pero [contigo] hago incisiones y perforo
El Corpus de la Humanidad Putrefacta.
Palabra,
Nunca te mencioné mi nombre:
Fuiste quien lo hizo, un día que sí recuerdo
Y nunca divulgaré: sólo a ti y a mí nos importa.
Palabra,
Hermafrodita y feliz entre seres envidiosos
Que advierten la maravilla de ser «tónica»
Y atónica»: «Palíndromo», «mono» o «polisílaba»,
«Aguda», «grave», «esdrújula» […]
Sin ser un venerable, Palabra Cierta,
Mucho de ti y mí digo cuando escribo.