En la mansedumbre de la noche,
en el viento de la tarde,
a todas horas interminable,
tocas mis cabellos con tus sombras,
besas mis labios…..
ausentes tus manos,
tu mirada incongruente
que me habla en idiomas desconocidos,
en voces apagadas,
en caminos de pasos extraños.
Me mojas de soledades
que no pronunciamos,
de paraísos desérticos
que se exilian,
de cuerpos desnudos
que trasudan vacíos,
de ti que nunca estas a mi lado,
de ti……
de tu palabra que emigra eternamente,
de tu nombre que no sabe
de siglos ni de esperas,
me sellas en un laberinto
de lluvia detenida.
De tiempo en tiempo
te detienes y me extirpas
del aliento a selva,
de calles sin salida,
de amanecer sin sueños
que no conocen tu desnudez,
ni pronuncian tu nombre….
de agua sin caída,
te ignoro toda,
a cuarto menguante me bebo tus labios,
liquido,
fugaz,
agua dulce,
……..y tengo entonces
un grito que se corroe y se oxida
con tu saliva.
El reloj marca las ausencias
a destiempo a todas horas,
a silencios sin tregua,
a eco de voces que susurran
y se multiplican sin piedad,
y juro incansablemente
que no me tocaras la piel,
ni tomaras mis manos,
ni mis días marchitos,
……..déjame ser el olvido
que crece, tiembla, se estremece…
mientras me doy cuenta
que solo fuiste una imagen
que apenas nace, sueña y desaparece